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Abrazo a la imagen del Apóstol

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Descripción
02 BiblioTournai 03 El rito de la coronación. Tabla del políptico de “los Milagros de Santiago”, año 1500. Indianapolis Museum of Art (EE.UU.) 04 Grabado de 1648, de Frederick de Wit, titulado “Le vray Pourtraict de Sainct Jaques, comme il est en Compostelle”

Probablemente constituya el más significativo de los ritos propios del fin del viaje en la catedral de Santiago, al reemplazar -forzosamente- a la veneración de los restos del Apóstol en la cripta de la cabecera, inaccesibles desde el siglo XII hasta finales del XIX. En este sentido, el abrazo representa un ritual de sustitución del vedado contacto directo y hasta inmediatez con las reliquias apostólicas, siendo no sólo asumido, sino promovido por el cabildo compostelano, consciente de la frustración que provocaba en el peregrino la imposibilidad de una más directa contemplación de éstas. Entre otros, tal disgusto lo expresó, de modo muy crítico, el noble alemán Arnold von Harff, en el relato que nos dejó de su visita a Compostela en 1499. 

Esta práctica devocional se documenta desde el Medievo (siglo XIII), y continúa vigente hoy en día. El destinatario del abrazo es la imagen sedente de Santiago in cathedra (por ello conocida como “Santiago del abrazo”), obra de inicios del siglo XIII de taller compostelano en piedra policromada y tamaño ligeramente mayor al natural -lo que hace pensar que fue concebida para este fin-, situada tras el altar mayor catedralicio desde ca. 1211. Lógicamente, las transformaciones experimentadas por este espacio y por los aditamentos añadidos a la imagen (sobre todo tras las transformaciones barrocas promovidas por el canónigo José de Vega y Verdugo a mediados del siglo XVII), repercutieron en las condiciones precisas del ritual, conservándose numerosa documentación gráfica al respecto. La primera y sintética representación de la imagen, bajo baldaquino y flanqueada por unas perdidas esculturas de sus discípulos Teodoro y Atanasio, la hallamos en la miniatura incluida en el Tumbo B compostelano, realizada hacia 1326. Originalmente, la imagen replicaría la disposición del Santiago que campea en el parteluz de la portada central del Pórtico de la Gloria, bajo el tímpano, obra del universal maestro Mateo: sedente, ataviado con túnica y manto, con su mano izquierda apoyada en un báculo “en tau”, y sosteniendo con la diestra la filacteria hoy conservada.

Vedada la posibilidad de contemplación por los peregrinos de los sepulcros de Santiago y sus discípulos, al quedar ocultos bajo el altar mayor de la catedral románica, la imagen del Apóstol pretendió sustituir tal cercanía, disponiéndose en la filacteria el texto: Hic est corpus diui Iacobi apostoli et Hispaniarum patronis, es decir, “Aquí se halla el cuerpo del divino Santiago, apóstol y patrono de Hispania”.

A lo largo del tiempo, los cambios en la escenografía del altar mayor compostelano han sido más que notables. El peregrino asciende hoy por las escaleras dispuestas en el camarín barroco que dan acceso a la escultura. De espaldas a la imagen, con la espectacular visión interior de la nave mayor del templo de fondo, el viajero la abraza durante breves instantes, en los que expresa de forma íntima la esencia que motivó su peregrinación, ya sea en silencio o acompañado por una sencilla oración (“Amigo, encomiéndame a Dios», se anota en el relato del Viaje de Cosme de Médicis en 1699). La literatura odepórica refiere algunas variantes o gestos asociados al abrazo -todos hoy en desuso-, como besar la imagen o frotarse la espalda contra ella. Uno de los más llamativos era colocarse en la cabeza su corona o cubrir al santo con el propio sombrero, costumbre ésta última inicialmente propia de los peregrinos alemanes, que llegó a generalizarse ya en tiempos medievales, con un protocolo concreto, recogido en el “Libro de constituciones de la iglesia de Santiago”, de mediados del s. XII. Respecto a la coronatio peregrinorum, el citado Von Harff refiere que la corona era de plata, y que el gesto provocaba la mofa hacia los alemanes por parte de la población local. Contemporáneo de este comentario es el políptico de “los Milagros de Santiago” (ca. 1500) atribuido al flamenco Maestro de la Leyenda de Santa Godelieve y hoy en el Indianapolis Museum of Art. Una de sus tablas, que escenifica el milagro de la resurrección de un peregrino, ilustra el rito de la coronación. La corona, suspendida sobre la cabeza de la imagen de Santiago, se representa también en un grabado francés de 1648, firmado por Frederick de Wit y titulado “Le vray Pourtraict de Sainct Jaques, comme il est en Compostelle”. En el mismo, tres peregrinos arrodillados se postran ante la figura entronizada, y otro comienza su ascensión por las escaleras hacia la estructura elevada, donde varios peregrinos veneran la imagen.

Tanto coronarse como tocar a la imagen del santo con el propio sombrero, gestos de origen medieval, se mantuvieron hasta las reformas barrocas del siglo XVIII. Lorenzo Magalotti, cronista del ya citado viaje del florentino Cosme III de Médicis, anota sobre la costumbre del abrazo al santo “que se realiza de forma parecida, a no ser por parte de aquellos que no se contentan ni con uno ni con dos abrazos, y que los repiten hasta 10 y 15 veces en las distintas partes de la persona, y tanto abrazan el pescuezo como la espalda o la cintura, tal como se lo pide el impulso o, mejor dicho, la manía de su veneración, y es una cosa deshonrosa y ridícula el ver cómo la gente, que no sabe qué hacer con su sombrero puesto que quiere tener las manos libres, lo colocan por detrás sobre la cabeza del santo, el cual, visto desde la iglesia, está constantemente con un sombrero distinto”.

El abrazo al Apóstol, ceremonial reservado a los peregrinos a decir de Albani (mediados del s. XVIII), solía efectuarse de manera previa a la misa de prima en la capilla de la Magdalena. Precisamente, entre ésta y el altar mayor se alzaba una especia de tribuna, accesible por escalera de madera, en la que se disponía la imagen del santo. Así lo refiere en su relato, en 1488, el mercader de Valenciennes Jean de Tournai: “después subí la escalera de madera detrás del altar mayor y abracé allí a la imagen hecha de madera [sic] en honor de Santiago. Y la imagen tiene en su cabeza una corona, que tomé en mis manos coronándome yo mismo”. Por su parte y en relación a este ritual, el cartógrafo y viajero francés Albert Jouvin de Rochefort, en el relato de sus viajes publicado en 1672, refiere que, tras ascender por las escaleras tras el altar mayor, se abrazaba tres veces la figura de Santiago, se la besaba bajo de su cabeza y se la cubría con el propio sombrero, lo cual “es la ceremonia ordinaria de los Peregrinos y de aquellos de la villa que vienen a orar ante su patrón Santiago, que lo es de toda España”.

Constatamos cómo desde la reforma barroca y la construcción del actual camarín, el gesto de la coronación había caído en desuso, aunque no así el del abrazo a la imagen. El acceso hasta ella se realiza por las escaleras del lado de la Epístola (S), y la bajada por las del lado del Evangelio (N), facilitando la circulación. Actualmente, el abrazo al Apóstol carece de limitaciones, ni horarias ni en cuanto a su dedicación a los devotos de Santiago, habiéndose convertido en una atracción turística más, lo que provoca largas colas y contribuye a su vulgarización, al perder el elemento piadoso y simbólico. Sería así interesante plantear el volver a reservar el gesto a los peregrinos -al menos durante un tiempo acotado-, preservando su carga simbólica como culminación del Camino, y colofón en su meta al rosario de abrazos con los que muchos despiden a los hospitaleros que los atienden durante su viaje. En este sentido, el gesto amable de la imagen, conocida como “Santiago del Abrazo”, simboliza la acogida fraterna al peregrino que se dispensa en los albergues de la ruta que practican la Acogida Tradicional y en la propia Catedral, y el abrazo, la inversa solemne recepción mediante el agradecimiento del peregrino al Apóstol por haber alcanzado su meta. Así lo expresa el Cabildo, que propone para este rito la siguiente oración: “¡Gracias amigo Santiago, hermano Santiago, por ayudarme a llegar hasta aquí! ¡Gracias por tu persona, por tu compañía, por tu testimonio, por tu legado!”

Anexos

Libro de Constituciones de la Catedral de Santiago (ca. 1240-1250). Archivo de la Catedral de Santiago.

Ritual recogido en varios relatos de viajeros a Compostela (Von Harff, Magalotti, Jean de Tournai, Albani).

Tumbo B de la Catedral de Santiago de Compostela, fol. 2v (Archivo de la Catedral de Santiago de Compostela).

02 Una de las mejores representaciones gráficas de este rito la encontramos en la soberbia miniatura del frontispicio del Cartulario del Hospital de Santiago de Tournai (Bélgica). Realizada ca. 1489, la obra se conserva en la Biblioteca de la Villa.

03 El rito de la coronación se refleja en una tabla del políptico de “los Milagros de Santiago”, obra de hacia el 1500 atribuida al flamenco Maestro de la Leyenda de Santa Godelieve y conservada en el Indianapolis Museum of Art (EE.UU.).

04 Grabado de 1648, de Frederick de Wit, titulado “Le vray Pourtraict de Sainct Jaques, comme il est en Compostelle” (París, Bibliothèque Nationale, Cabinet des Estampes / British Museum, nº 1857,0214.410)

Cabildo de la S. I. Catedral de Santiago de Compostela

HERBERS, Klaus y PLÖTZ, Robert, Caminaron a Santiago. Relatos de peregrinaciones al «fin del mundo», Xunta de Galicia, Santiago de Compostela, 1999.

POMBO RODRÍGUEZ, Antón, “Ritos de los peregrinos en la Catedral de Santiago a través de los tiempos: del contacto con lo sagrado a la atracción por lo curioso”, en YZQUIERDO PEIRÓ, Ramón (dir.), Ceremonial, fiesta y liturgia en la catedral de Santiago, Consorcio de Santiago – Cabildo de la Catedral de Santiago, Santiago de Compostela, 2011, pp. 82-109.

PLÖTZ, Robert, “Santiago de Compostela en la literatura odepórica”, en PLÖTZ, Robert (coord.), Santiago de Compostela: Ciudad y Peregrino. Actas del V Congreso Internacional de Estudios Xacobeos, Xunta de Galicia, Viveiro, 2000, pp. 33-99.

TAÍN GUZMÁN, Miguel, “Los tres Santiagos de la capilla mayor de la Catedral de Santiago: iconografía, culto y ritos”, en CAUCCI VON SAUCKEN, Paolo (coord.), Visitandum est. Santos y Cultos en el Codex Calixtinus. Actas del VII Congreso Internacional de Estudios Jacobeos (Santiago de Compostela, 16-19 de septiembre de 2004), Xunta de Galicia, Santiago de Compostela, 2005, pp. 277-303.

TAÍN GUZMÁN, Miguel, “L’altare dell’Apostolo e i riti jacopei nella cattedrale di Santiago de Compostela. Alcune immagini tra XIV e XIX secolo”, Compostella. Rivista del Centro Italiano di Studi Compostellani, 34, 2013, pp. 12-22.

TAÍN GUZMÁN, Miguel, “El altar mayor de la catedral de Santiago en tiempos del arzobispo Herrero Esgueva (1723-1727): el grabado del pintor Miguel Varela adquirido por un peregrino”, Cuaderno de Estudios Gallegos, 68, 134, 2021, pp. 267-306.

VANWIJNSBERGHE, Dominique, “Compostelle à Tournai?”, Pasquier Grenier, ASBL, 84, 2006, pp. 7-15.

VOISIN, Charles Joseph, “Description des miniatures d’un manuscrit (1489) provenant de l’hôpital Saint-Jacques (suivi de dix documents du cartulaire)”, Bulletin de la Société historique et littéraire de Tournai, 9, 1863, pp. 287-294.

VON HARFF, Arnold; LETTS, Malcolm (ed.), The Pilgrimage of Arnold Von Harff, Knigh, from Cologne, through Italy, Syria, Egypt, Arabia, Ethiopia, Nubia, Palestine, Turkey, France and Spain, which he accomplished in the years 1496 to 1499, Hakluyt Society, Londres, 1946, pp. 274-275.

José Manuel Rodríguez Montañés [jmrmleon@gmail.com]

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