La Coca, ese dragón legendario que ocupaba parte de las tierras en las que se sitúa Redondela, ocupa un lugar central en la celebración de esta fiesta y también en el origen de la danza de espadas. Según cuenta la leyenda, un grupo de marineros ante el rapto de niñas y otras temeridades, deciden luchar y acabar con el dragón. Su cuerpo fue llevado al centro de la villa donde, agarrando las espadas unos de los otros, bailaron a su alrededor.

Uno de los aspectos que sobresalen de esta celebración es la participación de una gran parte de la población el día de la fiesta y sobre todo en la preparación de la misma. Ejemplo de ello son los ensayos de la danza, el poner a punto la Coca o la realización de las alfombras de flores y sal que engalanan las calles por las que pasa la procesión.

La participación de la danza de espadas se circunscribe a las “Festas da Coca”, la procesión del día grande y a los traslados de la “Gabacha”, nombre que recibe la imagen de la Inmaculada Concepción, trasladada por la mañana, desde la iglesia de Vilavella a la de Santiago. Durante el recorrido la danza de las espadas y las Penlas bailan algunas figuras al son de la banda de música.

Tras la misa se realiza la procesión sobre las alfombras que la noche anterior han ido realizando las vecinas del pueblo. En determinados espacios del recorrido, se ejecuta la danza y en lugares como la plaza de la Constitución, se representan las diferentes coreografías.

Junto a la danza, grupo formado por veinticinco jóvenes, bailan las “Penlas”, dos niñas, de entre tres y cinco años, vestidas de blanco con pequeñas alas. Lo hacen a hombros de las “burras”, dos mujeres que simbolizan a sus madres y que tradicionalmente han representado al gremio de las panaderas.

Los danzantes visten con camisa y pantalón blanco, zapatillas blancas y banda. Además, llevan fajín de distintos colores, rojo o verde, según el puesto que ocupan. Los cuatro últimos, conocidos como, “abaelas” o “rabelos”, llevan fajín de color azul. Junto a esta vestimenta debemos señalar que los danzantes llevan espadas y castañuelas. Las figuras que ejecuta la danza de espadas están en torno a diez, y algunas tienen nombres tales como la “reverencia”, el “pase en cadeneta”, el “camino de Santiago”, o la “estrella”.
La música que acompaña a la danza y que por tanto modela los distintos movimientos, está formada por una gaita y un tambor. Además del jueves, la Danza de las Espadas y las “Penlas” se vuelve a interpretar el domingo, en esta ocasión en Vilavella.