En Valdesoto cada Domingu de Sidros y Comedies tiene lugar esta mascarada que la Asociación “El Cencerru” de Valdesoto, recuperó en el año 2005, y declarada Bien de Interés Cultural en 2019.

Los Sidros, son personajes de dos a cuatro, que visten con pantalón y camisa blanca, faja roja, polainas de cuero, cinturón con cencerros, y en la cabeza, y cono con pellejos de oveja rematado en una cola de zorro y cintas de colores. Llevan la cara cubierta con una máscara roja y una pértiga de avellano de 2,5 cm en las que se apoyan para dar saltos siendo el mejor sidro el que más baila.

Los «sidros» dentro de la comedia tienen unas funciones muy concretas: van delante dando grandes saltos, anunciando la llegada de la comedia y recogiendo el dinero mientras mantienen el orden del corro que se forma en torno a la comedia.

La comedia, que tiene lugar en el campo de la iglesia, consiste en una sarcástica representación de teatro popular de carácter crítico y burlón con los hechos ocurridos en el lugar. Los personajes por los que está formada son: el vieyu y la vieya (viejo y vieja), dos damas, dos galanes, dos tontos, el ciego y el criado y un diablo. Hay dos comedias: una de niños y otra de adultos con una duración aproximada de una hora.

De todos los autores de comedias de sidros el más conocido y prolífico ha sido sin duda José Noval Siero Martínez que nació el 3 de febrero de 1856 en Castiello (Valdesoto), en el seno de una familia de labradores. Dentro de sus comedias, de las representadas en Valdesoto en 1900 podemos destacar la comedia completa en cuya portada aparece: «Saynete para representar once personas el Socialismo” y “Hoy día 8 de diciembre” que trata del socialismo, de las asociaciones en los Centros Obreros y de la necesidad de liberarse de la explotación de los patronos.

Las comedias, se han documentado desde al menos el siglo XVI tanto en el entorno rural como en el urbano como parte de los actos asociados a distintas festividades y advocaciones. Encontramos en los libros de las cofradías, referencias al pago de comediantes, gasto en los vestidos de la comedia, en el papel para sacar la comedia, o incluso en los gastos para el tablado donde se representaba. Frente a esto, no han faltado a lo largo de la historia, prohibiciones alrededor tanto de la propia representación en iglesias o cementerios, como de los textos satíricos y burlones.

Es por ello que la representación de comedias debemos considerarla como un de los elementos de la tradición, mantenido en el tiempo de manera centenaria.