Haciendo frontera entre Huelva, Badajoz y Portugal, Encinasola dibuja una “raya” llena de matices e intercambios culturales. Los límites provinciales e incluso nacionales, han construido una tierra donde no hay fronteras y si espacios para el encuentro y el diálogo. 

Resultado de estos encuentros se sitúan en sus arquitecturas, sus paisajes y sobre todo en su tradición oral. El calendario festivo de Encinasola, esta marcado por un sin fin de letras, músicas y representaciones que nos hablan de las formas de vida pasadas y de las respuestas locales ante las adversidades y la necesidad de seguir hacia adelante. 

De esos repertorios y formas de bailar y cantar, debemos subrayar la danza del Pandero, una expresión cultural que se diferencia de otras  principalmente por el uso del pandero cuadrado, un instrumento poco habitual en la música tradicional andaluza, como porque es interpretada por mujeres.

Sobre los orígenes de esta danza, encontramos teorías que nos sugieren la vinculación con el proceso de repoblación, y otras que argumentan la vinculación de estas danzas con ritos funerarios, relacionados sobre todo con la muerte infantil.  Sin perder de vista esta y otras teorías, debemos tener en cuenta también la importancia que tuvo la Sección Femenina en la “recuperación/ creación” de estas danzas y la participación de la misma en distintos festivales, tanto de ámbito provincial como nacional. De hecho uno de los hitos más recordados de esta danza son los recuerdos por su interpretación en un certamen celebrado en Madrid.

La danza del pandero de Encinasola tal y como la conocemos en la actualidad,  no tiene definida una fecha fija en el calendario aunque habitualmente es interpretada en el mes de agosto dentro de las fiestas de Encinasola. Desde hace unos años se interpreta también en la festividad en honor a San Andrés, patrón de la localidad, con el objetivo de darle un contexto ritual a la danza, pero la propuesta no ha tenido continuidad.

Entre los elementos que diferencia a esta danza de otras de la comarca es que esta es interpretada única y exclusivamente por mujeres. Acompaña al grupo de danza, otro de música, interpretada por guitarras (cuando se cantan y bailan los fandangos), y por el pandero, un instrumento que da el nombre a la danza y que se encuentra vinculado con músicas de otros territorios cercanos (Extremadura, Salamanca, Portugal, etc.)

El grupo de mujeres que ejecuta la danza del pandero es de ocho y el traje que llevan se compone de zapatos negros, conocidos como “de salón”, ropa interior (enaguas y puchos blancos, adornados con encajes y unas cintas de colores, medias blancas de hilo), falda de paño de distintos colores (marrón, azul o verde) y adornadas con una cinta negra de terciopelo por abajo, corpiño de seda bordado en distintos colores, delantal negro de raso, y manteleta color burdeos hecho en lana y adornada con una pasamanería negra. Acompañan a este traje, unos pendientes largos de oro.

Respecto a la organización de la danza indicar que esta se encuentra relacionada con la Asociación Cultural  “El Pandero”, una organización que intenta, y no sin dificultades, articular mecanismos que garanticen la salvaguarda de esta danza.

A diferencia de lo que sucede con otras danzas de la provincia de Huelva, la ejecución del Pandero y la continuidad del grupo es todo una incógnita. La falta de jóvenes que quieran seguir esta práctica cultural ha motivado la desgana generalizada de las mujeres que conforman el grupo en la actualidad. Este y otros aspectos nos llevan a pensar en su desaparición.