En el estudio de la trayectoria de la figura mítica del gallo a través de la historia, y en el papel que juega en las tradiciones populares, nos encontramos de manera constante con una serie de carácterísticas definitorias de su naturaleza mística: relación directa con el sol, altivez, gallardía, masculinidad…

Julio Caro Baroja dice que «el juego más característico de chicos y mozos por Carnaval es el del gallo. Son abundantes los textos de la literatura clásica española que hablan de este juego y del personaje estrechamente relacionado con él, asociándolo además con el orgullo y la virilidad. El gallo por tanto ha estado presente en el calendario festivo anual, y en el ciclo vital, como receptor de determinados actos hoy prohibidos, y que han llevado a modificar los rituales.

En este caso, los quintos renuevan el rito iniciático con el paso a la madurez que coincide con la Virgen de las Candelas. La fiesta comienza la tarde del viernes con el encuentro, y continúa el sábado con la comida en el Monte Coto. El domingo por la mañana, el toque de Diana a cargo de una charanga, y el toque de campanas, anuncian la misa de Las Candelas donde los quintos realizan la reverencia a la Virgen y el ofrecimiento al Niño, siendo los encargados de llevar a la Virgen la procesión, con los feligreses portando velas.

Después de comer, llegaba el turno a una de las tradiciones más arraigadas, donde los quintos, o voluntarios en ausencia de juventud, vestidos con uniformes militares a caballo o en burro, mientras intentan coger unas cintas, recitan las coplas al gallo, contando las correrías del pueblo. Los quintos van acompañados del capitán o capitana, dan paso las coplas a un gallo blanco encerrado en una jaula, en un tono satírico y burlón, en la iglesia de Venialbo.

Algunas de estas coplas fueron grabadas en 1984 a los vecinos de Venialbo por Joaquín Díaz y Modesto Martín Cebrián, pudiéndose transcribir el texto:

Soy capitana elegida
de este escuadrón reformado
venimos a dar combate
a este pícaro villano.

Dime que ha sido tu causa
que te tengan ahí colgado
la causa no la dirás
pero espada tengo en mano.

Favor pido a la justicia
y a la gente de mi agrado
también al señor cura
y también a don Pelayo.

Apartaros mocitos de mí
ponerse donde mi hayo
no le quito a alguno un cuerno
por quitar la cresta al gallo.