La Tonada Asturiana o Asturianada, se ha convertido en uno de los principales referentes de la música tradicional en Asturias. Su protagonismo en el repertorio musical asturiano y su vinculación con determinados contextos festivos, ha sido resultado de un proceso histórico complejo, con sus palmas y sus silencios.

En este recorrido las luces y sombras han revelado un camino común al seguido por otras expresiones culturales y dónde las transformaciones del mundo rural juegan un papel de enorme importancia. El protagonismo asignado a determinados bienes relacionados con la cultura tradicional en las últimas décadas, ha traído consigo la patrimonialización de músicas, danzas, rituales y otros elementos que han experimentado la activación de algunas de ellas y la resignificación de las mismas en un contexto global construido desde lo local.

Al igual que sucede con otras expresiones musicales, la Asturianada se caracteriza por su extensión territorial, principalmente en Asturias, y por la existencia de diferentes tipos de tonadas que guardan una estrecha relación con las zonas en las que se cantan, y por los contenidos.
Es común que las letras estén escritas en asturiano y que sirvan para ensalzar valores vinculados con los territorios cercanos.
La transmisión de esta expresión cultural es oral y en ella tuvieron un papel relevante los arrieros, carreteros, pastores trashumantes, peregrinos y otros que permitieron la difusión de estos cantes.

Normalmente la Asturianada es interpretada a capella, sin ningún tipo de acompañamiento musical, aunque en ocasiones encontramos algunos instrumentos (gaita, zanfona, rabel, acordeón o piano).

Respecto a la difusión de la Asturianada, es importante subrayar que además de interpretarse en Asturias, la podemos encontrar en algunas áreas de Cantabria, el norte de León o el noroeste de Zamora.

El contexto de la tonada asturiana es el ciclo anual (rondas, fiestas, danzas) y desde hace un tiempo, también el escenario. En las últimas décadas, son numerosos los concursos, festivales y otros eventos creados con el objetivo de dar difusión a estas músicas. Un ejemplo de esto último es el Concurso de Canción Asturiana de Oviedo, o el de La Nueva (Langreo) creada en 1993.

La profesionalización de cantores en los inicios del siglo veinte, así como otros procesos encaminados a la puesta en valor de la tonada, ha provocado que esta expresión de la cultura asturiana, tenga una proyección social que va más allá de los contextos rituales o los bares o chigres, espacios donde esta tradición encontraba su lugar.
Ejemplo de estos procesos, es la creación en 1990 de la Asociación de Intérpretes de la Canción Asturiana (AICA), un colectivo que persigue fundamentalmente el estudio, la defensa y divulgación de la canción asturiana en todas sus vertientes.

La declaración de la Asturianada como Bien de Interés Cultural de carácter inmaterial en el 2015, ha sido también un importante reconocimiento para una práctica cultural que se ha convertido en símbolo de un territorio. La tonada, entendida como un fenómeno de supervivencia y como una forma de reivindicar cantando.