Un “serán” es una reunión, protagonizada por la juventud de una localidad, encaminada a celebrar un baile. Reuniones vecinales para celebrar baile alrededor de la música producida por los mismos asistentes en turno de participación, basada en percusiones como panderetas, panderos o diversos idiófonos, han existido en todo el noroeste español. En el área de Pontevedra, en especial en su mitad sur, era denominado serán y adquiere unas características particulares. Una de ellas era la elaboración de una arquitectura efímera para su celebración. Debido a las condiciones climáticas de Galicia, para evitar que las precipitaciones impidieran la celebración de estos bailes, sus participantes construían un cobertizo con maderas y ramas, para que dentro de él tuviese lugar el serán. En otros casos podían aprovecharse otras infraestructuras ya existentes. “O serán” tenía cierto rito en su celebración, siendo común que antes de comenzarlo se entonaran unos cantos que suelen denominarse “cantos de llamada oe serán”. Estas melodías, de carácter lento y lírico y sin acompañamiento instrumental, eran seguidas, una vez se había congregado suficiente personal, por el repertorio bailable, interpretado por las mujeres, aunque también participaban hombres, al son de la pandereta. Estas podían acompañarse de otros idiófonos como las conchas y en las celebraciones similares existentes en la vecina provincia de Ourense se incluía la lata de carburo. En algunos puntos de Pontevedra (As Cortellas) se mantuvo el pandero cuadrado hasta hace poco. Los bailes que se interpretaban eran la ribeirana (denominación local de la muñeira), la jota y diversos agarrados, como el pasodoble, el vals, la mazurca, la rumba o el tango.

Estas manifestaciones se perdieron a lo largo de la segunda mitad del siglo XX, pero desde la década de 1990 el importante movimiento juvenil que en Galicia ha recogido e interpretado su música tradicional ha resucitado estos seráns, hasta el punto de haberlos reintroducido en la cultura popular de Pontevedra y haberlos exportado a otras provincias gallegas, sustituyendo, en parte, la idiosincrasia de estas celebraciones en cada una de las diversas comarcas gallegas.

En la actualidad su celebración ocurre en estructuras tales como pabellones o locales municipales y carpas desmontables. Cada localidad organizadora provee al serán de alimento y bebida abundante. La participación en el baile es libre, pero a la hora de interpretar unas piezas musicales se guarda un orden, supervisado por los organizadores, que anotan a quienes quieren participar tocando y cantando y se les da un tiempo determinado, para dar cabida al máximo número de músicos. Gracias a este renacimiento de “os seráns” muchas personas de las aldeas de Galicia que en su juventud interpretaron su música tradicional han vuelto a hacerlo, siendo así un referente para las nuevas hornadas de músicos de Galicia y ayudando al registro y conservación de las tonadas, canciones y bailes de la tierra gallega.

La importancia social de “os seráns” se plasma en cierta competitividad entre ellos, por lo que algunos procuran unas cantidades de comida y bebida ingentes para llamar la atención de los posibles asistentes y conseguir una reunión lo más mulitudinaria posible.

Haciendo una comparativa entre los seráns actuales y los antiguos conviene mencionar que en estos la proporción de asistentes era mucho menos, siendo todos de la aldea organizadora o a lo sumo con la asistencia de algunos mozos de aldeas aledañas, que asistían al mismo a pie, por ello, los repertorios eran más locales, guardando los estilos tradicionales de cada lugar en el baile, cante y toque. En los actuales participa gente de toda Galicia y aún de otras comunidades, por lo que en un serán pueden interpretarse músicas y bailes de muchas zonas.

A pesar de la pandemia, que los ha frenado, “o serán” es una manifestación cultural viva y que está presente entre una parte considerable de la gente joven.