La Leyenda de Obanos. Leyendas sobre peregrinos nobles que tras el camino entregan su vida a los pobres.

Según cuenta la leyenda, este hecho sucedió en Obanos.  Felicia de Aquitania, como peregrina jacobea, estaba de regreso de Compostela y tomó la decisión de renunciar a su vida palaciega y de nobleza y quedarse como sirvienta, entregando de esta forma su vida a Dios, para dedicarse a los pobres en el señorío de Amocáin (Navarra), actualmente abandonado. Su hermano, el duque Guillermo, al enterarse de tal decisión fue a buscarla y furioso ante la negativa de su hermana de volver a su patria, le quitó la vida a la princesa con una daga moruna de puño damasquinado.

El duque, lleno de tristeza y remordimientos por el acto que había cometido, confesó en Roma su pecado. Por esta razón, la penitencia que le imponen es peregrinar él también a Santiago de Compostela. Al regresar de esta peregrinación, renuncia de la misma manera que su hermana a la vida que  tenía con anterioridad y decide quedarse en Obanos como penitente junto a la Ermita de la Virgen, en el monte Arnótegui. Con posterioridad esta ermita se dedica a su nombre, es decir a San Guillermo. Siguiendo con esta leyenda allí vivió hasta su muerte entregado a la meditación y a la atención de peregrinos. 

Cuenta la tradición popular que Guillermo fue martirizado en la subida del camino que lleva a la ermita de Arnotegui, existiendo, en dicho lugar, una lápida que así lo indica. Todavía hoy se conservan varios huesos que se le atribuyen. Entre ellos destaca un cráneo que, revestido de plata, se utiliza para bendecir vino en una fiesta religiosa anual. 

Por otro lado,  según la Leyenda Felicia de Aquitania, tenida por mártir, fue enterrada por los señores de Amocáin en la iglesia del lugar. Una mañana vieron que en su sepultura había florecido un clavel blanco y se comprobó que el clavel nacía esbelto y lozano de la herida fresca aun. Entendiendo esto como un milagro, destaparon la tumba y, siguiendo las indicaciones del obispo, pasaron su cuerpo al interior de un arca de roble. Una noche el arca desapareció de la iglesia y fue encontrada en el campo. Intentaron devolverla a su sitio pero no pudieron moverla puesto que se volvió muy pesada. El obispo determinó entonces que se pusiera sobre una mula y que ésta decidiese, guiada por Dios, el lugar en el que debía descansar el cuerpo. Tras esta orden el arca volvió a hacerse ligera. El animal recorrió el trayecto desde Amocáin hasta Labiano (Navarra), cayendo exhausto ante la iglesia de San Pablo. 

Todavía hoy allí se conserva el cuerpo atribuido a Felicia, al parecer incorrupto. Es venerado como el de una santa y según la tradición, si se pasa un pañuelo sobre su ataúd este prevendrá o curará los males de garganta.

En la actualidad, curiosamente esta leyenda se sigue escenificando en la plaza del pueblo, desde 1962. Está organizado por la «Fundación Misterio de Obanos» y es representado por entre 300 y 400 figurantes, siendo, la gran mayoría, vecinos de esta localidad, y, unos pocos, actores profesionales o amateurs que se unen al nutrido elenco dando vida a los personajes principales de la obra. A ellos se añaden jinetes, dantzaris y otros especialistas diversos que colaboran expresamente en el espectáculo .Ha sido declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional. La imagen de la Virgen (del siglo XIII) de aquella ermita inicial todavía se conserva en la parroquia.