Arquitecturas del paisaje

La mascarada ritual del Oso de Salcedo

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San Xoán de Salcedo

Descripción

INTRODUCCIÓN
Desde los inicios de la humanidad, las mujeres y los hombres tuvieron que enfrentarse a múltiples carencias, tanto fisiológicas (alimentarias, hídricas, térmicas y de cobijo o sanitarias) como sociales (amistad, respeto, aprecio, éxito, jerarquía y liderazgo o seguridad), como espirituales y psíquicas (felicidad, identidad, creencia y simbolismo, entre otras). Poco a poco, tuvieron que ir enfrentándose a ellas, consiguiendo resolver unas antes y otras más tarde o incluso nunca.

En este trabajo nos vamos a referir a una en concreto, la espiritual; relacionando esta mascarada ritual con la creencia y el simbolismo. Entre todas las posibles definiciones de lo que es y significa una mascarada ritual, yo me quedaría con dos:
La primera, expresada en un reportaje de National Geographic titulado “Detrás de las máscaras rituales” y que Phyllis Galembo, fotógrafa estadounidense especializada en fotografía de ritos religiosos y mascaradas, nos guía en un viaje por el significado de la máscara a través de sus fotografías:

«En el reino de los espíritus, la máscara es más que una mera fachada. Tiene el poder de transformarlo todo por completo. El enmascarado (casi siempre un hombre) puede hablar de otra forma, moverse de otro modo, comportarse de otra manera, porque es otro ser. Se coloca la máscara, y la línea que separa realidad e ilusión, dios y hombre, vida y muerte se desdibuja. El enmascarado no interpreta un papel. Se convierte en él.» (National Geographic, 2016, p. 16).

La segunda, expresada en un reportaje escrito por Juan Antonio Ibáñez en el blog www.deimperiosanaciones.com.es en el que lo expone y titula “El simbolismo que oculta la máscara”.
«La máscara no es solo un objeto que tiene múltiples formas, usos y funciones, además es un símbolo. Es un signo que establece una relación de identidad con una realidad, generalmente abstracta, a la que evoca o representa. En mejores palabras, es un objeto que se aprecia y se puede entender, pero el contenido que representa puede escapar de nuestros sentidos y entendimiento. La máscara puede evocar a otro plano del ser, es decir, al plano espiritual y transcendental. En este caso hablar de la máscara es hablar de lo visible e invisible». (Ibáñez)

Siendo el mundo de las mascaradas una actividad muy rica y diversa a lo largo y ancho de los diferentes continentes, éstas pueden contener diferentes significados o funciones: desde el lúdico o festivo, pasando por el teatral y terminando por el ritual o mitológico. Es este último en el que realmente nos vamos a fijar para desarrollar el tema que nos ocupa, la mascarada ritual, siendo éste desde un punto de vista etnográfico y social, para mi, el más interesante e importante.

En la mascarada ritual del Oso de Salcedo, el portador de la máscara representa a quien consideran un ser mitológico, el Oso, el cual se encarga de proporcionarle aquellas cosas que resultan esenciales para la tribu, el pueblo o la comunidad.

Los inicios de esta mascarada ritual se remontan posiblemente a tiempos del paleolítico, en los que uno de aquellos hombres primitivos portó por primera vez una máscara, con la sencilla intención de demandar protección a quien consideraban el ser supremo, aquella bestia que dominaba el territorio y que, por una parte, más resistencia oponía a ser cazada y, por otra, más daños y muertes causaba a quien lo cazaba.

Actualmente, en tiempos en los que lo que prima son las redes sociales, los reálitis, internet, la tenología digital e, incluso, la realidad virtual; la mascarada y el rito nos aproxima al ser más original, más puro y trivial, permitiéndonos al mismo tiempo el anonimato, la transgresión, el transformismo, la crítica y la burla social y política, y así romper las ataduras que nos impiden habitualmente ser nosotros mismos.

LOS PERSONAJES
Sin ningún género de duda, originalmente las mascaradas rituales del Oso constaban de un único integrante que no era otro que aquel que representaba y se metía en las carnes del Oso rey. Con el paso del tiempo y según en que sitio, la mascarada siguió de la misma manera con un único personaje que, por otra parte, es lo natural y originario, mientras que en la mayoría se fueron incorporando otros que, siempre en un plano secundario, fueron adquiriendo diferentes funciones o papeles. En la mascarada ritual del Oso de Salcedo fue de las que incorporó, en algún momento de la historia, un personaje con funciones colaborativas, el conocido como Criado.

LA VESTIMENTA
Las vestimentas utilizadas en las múltiples mascaradas rituales que tienen como protagonista al Oso y que subsisten fundamentalmente en buena parte del continente europeo, contienen diversas características diferenciadoras aunque, en la mayoría, el Oso suele utilizar pieles de animales que, curiosamente, suelen ser o simular a la de sus presas. También es frecuente que el rostro vaya tapado con una máscara o careta para guardar el anonimato de quien lo representa ya que, al tratarse de un ritual, dentro del disfraz solo se encuentra el espíritu del Oso. También es frecuente que porten, en algún tipo de cinturón o correaje, una serie de cencerros o campanillas de diferentes tamaños y sonoridades, las cuales se encargan de anunciar su llegada.

Mientras que el Criado, al ser un personaje secundario, se le vestía habitualmente con arapos, sin ningún tipo de connotación ritual. Actualmente se uiliza una vestimenta confeccionada con un tejido que simula al que se utilizaba para hacer sacos.

EL DESARROLLO DE LA MASCARADA
Se puede decir que el Entroido de Salcedo difiere bastante de la gran mayoría de expresiones carnavalescas que se dan en este territorio, ya que éste está lleno de tradición y responde a características y necesidades locales y representativas de la cultura rural.

El desarrollo en si de la mascarada consiste en que, una vez que el Oso entra en el pueblo, comienza a recorrer sus calles y callejones, auxiliado por sus criados, para capturar a sus “víctimas” (mujeres y hombres presentes), con el propósito de aplicarles el feluxe o ungüento ritual y, con ello, otorgarles los beneficios de su poder mágico y su protección. A este respecto, el Oso como rey del Entroido trata por igual a todo el mundo: tanto que sea mujer como hombre; anciano, adulto o niño; rico o pobre; noble o plebeyo; autoridad o subordinado; religioso o laico; creyente o ateo; fuerte o débil…

El Oso de Salcedo entra en el pueblo como rey, ejerce como tal y, una vez terminado el ritual y a diferencia del resto de mascaradas del Oso existentes en buena parte de Europa, éste se retira conservando el mismo estatus con el que llegó, el de rey.

CONCLUSIONES
Como bien cultural inmaterial, la mascarada ritual del Oso de Salcedo supuso y supone, con diferencias notables, una herramienta vital para conseguir una cohesión social que nos ofreciese satisfacción y bienestar, fueran cuales fueran las necesidades más imperiosas que nos afectasen en cada momento.
Aquellos miembros de la sociedad que históricamente han pertenecido a estratos sociales inferiores, frágiles o dependientes (esclavos, vasallos, súbditos o proletariado, entre otros posibles), necesitaron contar con algún tipo de protector o ser superior que les permitiesen desarrollar sus vidas con alguna ilusión y esperanza. En este sentido, la mascarada ritual del Oso cumplió a la perfección con este mandato.
De igual manera que sucede en muchos otros bienes culturales, especialmente los de naturaleza inmaterial y más aún en lo que corresponde a la celebración de ritos ancestrales, el Oso de Salcedo ha perdido ya mucho de ritual y de simbolismo por los motivos que ya hemos expresado anteriormente.
Pero nuevas amenazas, producto de la globalización, se ciernen sobre este ritual al aportar continuas fuentes y elementos contaminantes, como pueden ser la sucesión de aspectos culturales foráneos que transforman el sentido del Rito, dejándolo sin contenido real y desdibujando su papel protector. También el aumento desproporcionado y antinatural de público presente, ajeno a la comunidad y a sus costumbres, convirtiendo la mascarada ritual en una mera fiesta

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Anexos

▪ COCHO DE JUAN, F. (1990). O Carnaval en Galicia. Vigo: Edicións Xerais de Galicia.
▪ GONZÁLEZ FERNÁDEZ, O.J. (2014). Mascaradas de la península Ibérica. Gráficas Eujoa S.A.
▪ LAJOUX, J.D. (1996). L’homme et l’ours. Grenoble: Éditions Glénat.
▪ PRANEUF, M (1989). L’ours et les hommes dans les traditions européennes. Paris: Éditions Imago.
▪ PASTOUREAU, M. (2007). L’ours, Histoire d’un roi déchu. Editions du Seuil.
▪ GRIMALDI, P. y ROMANO, F. (2020). Il risveglio dell’orso occitano. Torino: Omega Edizioni.
▪ BOSH, R. (1987). L’ours – totem d’Arles sur Tech.
▪ BOSH. R. (2013).Fêtes de L’ours en Vallespir. Éditions Trabucaire

▪ www.deimperiosanaciones.com.es

▪ www.nationalgeographis.com.es

▪ Yvon y Ange Marie Dupouy, en condición de maestros que estudiaron, junto a sus alumnos, las fiestas del Oso a través de un programa europeo Comenius.
▪ Jean Dominique Lajoux, en condición de etnólogo, documentalista y escritor.
▪ Robert Bosh, en condición de etnólogo y escritor.
▪ Felipe Castro López, en condición de ex presidente de la Asociación Vecinal de Salcedo y producto del interés y estudio de la mascarada ritual del Oso de Salcedo.

Felipe Castro López

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